martes, 26 de julio de 2011

Sitting Bull

El miércoles pasado fui a comer a un restaurante argentino que no conocía y que creo que se va a convertir en mi parrilla de cabecera. El sitio se llama Sitting Bull y aunque la decoración aturde un poco, una vez que dejas de buscarle una explicación a tanto indio y tanto vaquero, no dejas de disfrutar... Ni siquiera a la hora de pagar. En esta ocasión Víctor no venía, así que esta semana me tocará repetir para ir con él, lo cual no es ningún sacrificio.

 Cuando salí de casa no tenía muy claro donde iba a acabar así que arreglá pero informal, con shorts negros y blusa verde, que confieso que me puse con la única intención de estrenar ese collar de bolas de colores que compré en Holanda en el H&M hace un par de años y que ha aparecido en un cajón con la etiqueta puesta y todo... Cuando viajo compro y cuando vuelvo se me olvida, que desastre, aunque por otro lado, la ilusión que me hizo encontrarlo cuando ya no recordaba haberlo visto en mi vida no tuvo precio.

Al final entre unas cosas y otras pasamos todo el día fuera, paseando por el centro, haciendo fotos y buscando varios regalos de cumpleaños, que se nos echan encima, y fue una jornada estupenda, a la que solo encontré una pega, y no fue que me hicieran daño las sandalias, como era de esperar, porque eran nuevas y además yo no soy muy hábil andando con zapatos altos (con cuñas aún, pero con tacones no doy dos pasos iguales, soy una mezcla entre robocop y chiquito de la calzada), no, las sandalias tuvieron muy buen estreno, lo malo, que nunca me acuerdo de no ponerme pantalones cortos cuando me voy a ir a sentando en restaurantes y cafeterías, porque con el calor, me quedo pegada al plasticurri de las sillas, y luego cuando me levanto es como si me dejase los muslos por detrás en carne viva ¿soy la única a la que le pasa? ¿qué hace el resto de la gente? ¿llevan medias muy finas que no se ven? ¿se sientan sobre la servilleta?. Si alguien tiene la respuesta, por favor, que me lo explique.



De lado

De frente

Estrangulamiento con el bolso

El collar que se hizo vintage en casa

La mitad de un look lo dan los complementos

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